jueves, 2 de julio de 2009

El bote

En Sabinas durante el verano hacía tanto calor, que el agua escaseaba y recuerdo que mi padre contaba a manera de chiste imitando a mamá sobre esta situación. Nos contaba que por las mañanas mamá le preguntaba: "¿ Víctor te tomas un café o te rasuras?. Y otra de sus frases era que si se nos llegaba a acabar el gas, no debíamos preocuparnos, porque en la banqueta podríamos cocinar perfectamente los huevos. También recuerdo que nos mojábamos con la manguera en el jardín, y la vez que por estar tratando de mojar a mis hermanos, me quedé parada en un solo lugar durante un rato, y que se me suben las hormigas, brincaba y gritaba como loquita, hasta que salió mamá para ver que me pasaba y ya me untó alguna de aquellas pomadas mágicas que hacían desaparecer rápidamente el dolor.
Por las noches, las familias enteras acostumbrábamos a salir a los porches, donde los mayores, sentados en sus mecedoras, trataban de refrescarse un poco. Mientras tanto toda la bola de chiquillos, jugábamos en la calle al bote, o a las escondidas. El bote era cualquier lata, a la que le metíamos unas cuantas piedrecillas, y lo aplastábamos de un lado. Parecía una maraca. Pero se colocaba en la mitad de la calle, y uno de nosotros lo pateaba tan fuerte para lanzarlo lo más lejos que pudiera, con el fin de darnos la ventaja de tener más tiempo para escondernos de aquel al que le tocaba buscarnos. Y luego al irnos encontrando decía en la base, que podía ser un poste de la luz: Un, dos, tres por fulanito que está detrás del árbol, o del carro, o del poste, o donde estuviéramos escondidos. Al primero que encontraba le tocaba buscar en la siguiente ronda, pero lo maravilloso del juego es que podíamos ser salvados, si uno de nosotros se escondía tan bién que le era difícil encontrarlo, éste aprovechaba algún momento en que se alejaba de la base para correr y tocarla y decir: !!!Un, dos, tres, por mi y por todos mis compañeros que están salvados!!!!, y volvía a buscar el mismo que nos andaba buscando. Y vuelta a empezar.

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