domingo, 24 de octubre de 2010

Papá enfermo

No tengo muy firme ese recuerdo en mi memoria. Solo la imagen de mi papá en cama, con tapones en la nariz. Y es que un día amaneció con una hemorragia nasal que nada podía detenerla. Tuvieron que llevarlo al hospital, y nosotros nos quedamos en casa muy tristes y temerosos. No sabíamos que podía pasarle. Al regreso mamá nos contaba que le habían colocado unos tapones desde la fosa nasal hasta la laringe o algo así. Pero resulta que esto lo único que hizo fue que la hemorragia no tuviera salida por la nariz y todo se le empezó a ir hacia el estómago. Y cuando su estómago lo resintió empezó a vomitar litros y litros de sangre. Que fue algo realmente impresionante y pensaban que se moría. Finalmente lograron controlarle la hemorragia. Y el resultado de los análisis fue que tenía el colesterol muy alto. Tratamiento: medicamentos y una dieta muy estricta. Dejó de comer huevos, carne, leche, y solamente tenía permitido muchas verduras pescado o pollo. Recuerdo que se quejaba y decía que se estaba convirtiendo en animalito por tantas verduras. La verdad es que así pasó todo un largo año, pero al final hasta bajó de peso que buena falta ya le hacía. Pero el hecho de verlo enfermo fue mi primer enfrentamiento con mi temor a la muerte, no la mía, sino la de uno de mis seres más queridos: mi padre. Que luego algunos años después, que no muchos, tuve que confrontarla y fué muy duro.