domingo, 27 de diciembre de 2009

Temporadas invernales

Los inviernos en Sabinas eran muy crudo, algunos días la temperatura descendía a - 3 o 4 grados centígrados. Yo no recuerdo que me pareciera tener mucho frío, por el contrario creo que esas temporadas las disfrutaba sobremanera. A pesar de los contratiempos que tener temperaturas bajo cero implicaba, había momentos en que nos divertíamos horrores. Había nevadas y salíamos a hacer nuestros muñecos de nieve. Yo veía que a los automóviles se les ponían cadenas en las llantas para que no se resbalasen. Pero me encantaba ver todo blanco por la nieve. Pero cuando solamente caían heladas, los cachetes se nos ponían rojos y si no teníamos cuidado en ponernos suficiente crema, en las manos y las mejillas, se nos cuarteaban. Y como nos encantaba andar en la intemperie pues había que cuidarnos mucho. Teníamos nuestras boinas y guantes y bufandas, y nuestros abrigos. Sin éstos era imposible que nos dejaran salir. Cuando se lavaba la ropa en esos días, se acostumbraban unas tinas enormes para remojar la ropa. Y se quedaban olvidadas afuera, amaneciendo totalmente congeladas, eran unos bloques de hielo con nuestras ropas dentro. Nos trepábamos en ellos y brincábamos, queríamos hacerlas nuestras pistas de patinar, pero su tamaño aunque grande pues no daba para mucho, pero disfrutábamos treparnos en ellas.
Además las tuberías del agua se congelaban y para tener agua, recuerdo que papá en ocasiones quitaba algunas de ellas y las golpeaba un poco, las paraba y salían tubos de hielo largos con los que nosotros jugábamos con ellos. Lo más peligroso, era lo del gas. Pues el gas llegaba a congelarse también, y no podíamos encender ni el boiler, ni el calentón ni la estufa. Entonces papá colocaba periódico alrededor de los tanques y les encendía fuego. Solo entonces empezaba a salir nuevamente el gas, pues con el calor se licuaba. Pero de que era un riesgo enorme, lo era. Afortunadamente nunca paso nada, y no solo lo hacía mi papá. Esto era muy común en todas las casas. En una ocasión en que mis papás tenían una reunión en casa. Vinieron muchas parejas todos amigos de ellos y estaba haciendo tanto frío, que con el calor dentro los vidrios se empañaron inmediatamente, pero era tanto el frío en el exterior, como calor dentro, que todos los vidrios de las ventanas de la sala y el comedor se estrellaron, No se rompieron pero si estaban todos con sus estrelladas de lado a lado. Pobre mi papá que tuvo que cambiarlos luego.

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